La internet se ha convertido en el medio de comunicación por excelencia de la sociedad de la información y el conocimiento, no sólo porque prácticamente ha borrado las distancias y nos facilita comunicarnos y enriquecer nuestro bagaje cultural a partir de la gestión del conocimiento del que se ha vuelto pilar. La socialización de conocimiento se fundamenta en el enorme flujo de información y la variedad de relaciones comunicativas múltiples y a veces invisibles que son parte de la interactividad, una característica básica de la internet que permite ediciones de información y que emisor y receptor puedan cambiar roles de forma casi inmediata, en el mismo plano, como no ocurre en ningún otro medio de comunicación.
Visto desde este punto, la interactividad suelta un caudal de beneficios, sin embargo, como en todo, se debe manejar con cierta prudencia pues esto genera que cuando hay tantos emisores que no conocemos esto se torna en una gran cantidad de personas de las que desconocemos su reputación o su dominio sobre un tema y que pueden estar emitiendo información sin que esta tenga un 100% de confiabilidad o que sólo opinen sin sustento suficiente por no ser especialistas y que, algún ingenuo, retome esos datos y los dé por hecho. Un ejemplo de ello es Wikipedia, la enciclopedia libre que nos deja consultar información y editarla también de modo que cualquiera de nosotros, gracias a la interactividad puede escribir o editar una entrada de información y agregar cualquier dato. Esto, que podría ser bueno, en realidad impacta su nivel de fiabilidad ya que este puede disminuir ante temas específicos de corte científico, lo que no ocurre en páginas con respaldo científico, como por ejemplo Redalyc o Scielo, que tienen procesos más rigurosos o filtros para elegir quién puede o no interactuar y editar la información.
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